La "superestrella" que jamás jugó

Carlos Henrique Raposo (Kaiser)

 la "superestrella" que jamás jugó

Carlos Henrique Raposo (Kayser). Foto: estadio.ec

Carlos Henrique Raposo, nació, en Río de Janeiro, Brasil el 2 de abril de 1963, conocido también como Carlos Kaiser.

En su “amplia” trayectoria, pasó por los siguientes equipos brasileños, Botafogo, Flamengo, Bangú, América, Fluminense, Vasco da Gama en Puebla de México, El Paso Patriots de Estados Unidos, Ajaccio de Francia y Louletano de Portugal, aunque él dice que también formó parte del Independiente de Argentina campeón Intercontinental  de 1984. 

Su carrera como futbolista duró aproximadamente 20 años en los que jugó la cantidad asombrosa de 0 partidos (aunque se dice que jugó 15 minutos de un partido).

Lo gracioso e increíble es que no sabía jugar fútbol.

Raposo a sus 20 años comienza a visitar los bares donde se divertían los futbolistas brasileños más importantes de la época, con ropa cara prestada, con un gran personalidad, se presentó ante todos y se hizo amigo de Ricardo Rocha, Renato Gaúcho, Romario, Edmundo, entre otros y así entre bares y música fue contratado por el Botafogo.

Ricardo Rocha, defensa brasileño, decía de él: “Su único problema era el balón. Él decía que era delantero, pero era un delantero tan completo que nunca marcó y nunca dio una asistencia de gol. Siempre decía estar lesionado. Cuando la pelota estaba a la izquierda, él se iba a la derecha y viceversa. No tenía talento para jugar, pero era muy, muy buena persona. Todo el mundo le quería mucho".

Siempre firmaba sus contratos por 6 meses, con un buen sueldo, que le permitía vivir con lujos, cuando los entrenadores le pedían que juegue, Raposo convencía aun compañero para que lo lesione en un entrenamiento y luego sobornaba a los médicos para que le dieran descanso médico. 

"Yo le pedía a alguien que chocase conmigo al saltar por el balón en algún centro al área. Entonces decía que me dolía la parte posterior del muslo y me quedaba 20 días en el departamento médico. Cuando la cosa se iba poniendo más difícil, tenía un amigo dentista que me daba un certificado según el cual yo tenía algún problema físico. Y así tiraba adelante".

"Si nos concentrábamos en un hotel, yo llegaba dos o tres días antes, llevaba diez mujeres y alquilaba apartamentos debajo del piso donde el equipo se hospedaría. De noche nadie huía de la concentración: lo único que teníamos que hacer era bajar las escaleras". 

Luego, fue contratado por el Flamengo, llegó gracias a su amistad con Renato Gaúcho. 

Ronaldo Torres, preparador físico del Botafogo en la época de Raposo, cuenta: “fingía hablar inglés a través de un teléfono móvil con palabras inventadas. Pero un día le pregunté: ¿con quién hablas?. Y se puso a reír con ese juguete en la mano, ¡era un hijo de puta, el cabrón! Pero le queríamos mucho".

En 1989 llegó al Bangu de Río de Janeiro, luego de su paso por el extranjero y gracias a las historias contadas por él, la prensa lo llamó “Pelé de Bangu”

En un partido, Bangu iba perdiendo 2-0, el entrenador lo llama para que entre a la cancha, Raposo para que no se descubra de que no sabía jugar fútbol, escogió a un aficionado cualquiera y se puso a gritar y a pelear con él, tan grande el show que terminó en una trifulca y lo expulsaron sin haber entrado a la cancha.

El presidente del club entró al camarín luego del partido, rabioso, dispuesto a sacarlo del equipo, lo encontró llorando, diciendo lo siguiente: "Antes de que digas nada, Dios me dio un padre y me lo quitó, y luego me dio otro (refiriéndose al presidente). Así que nunca voy a permitir que digan que mi padre es un ladrón". El presidente del Bangu, Castor de Andrade se enterneció y le perdonó. Le renovaron 6 meses más. 

Según él (Independiente lo niega) “jugó” en el equipo argentino campeón de la Libertadores e Intercontinental de 1984, llegó gracias a un amigo en común con Burruchaga y Maradona.

Cuando es contratado por el Ajaccio francés, el club le prepara (como es costumbre en Europa cuando llega una estrella) una presentación en público, esto hizo: "El estadio era pequeño, pero estaba lleno de aficionados. Pensaba que sólo tenía que saltar al césped y saludar, pero entonces vi que había muchos balones en el campo y que tendríamos que entrenar en serio. Me puse nervioso, en mi primer día se darían cuenta de que no sabía jugar. Salté al campo y comencé a coger todos esos balones y patearlos hacia los aficionados. Al mismo tiempo saludaba y me besaba el escudo. Los aficionados enloquecieron. Y en el césped ya no quedaba ni un balón". 

Carnet de cancha de Raposo en el Ajaccio francés. Foto: Sopitas.com


Se retiró del fútbol a los 39 años y contó su historia en una entrevista televisiva el año 2011.

"No me arrepiento de nada. Los clubes han engañado y engañan mucho a los futbolistas: alguno tenía que vengarse por todos ellos". 

El año 2018 se estrenó una película sobre su vida.


Película Kaiser, sobre la vida de Raposo. Foto: Everardo Herrera




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